Una enfermedad crónica, debilitante y muchas veces invisible. Invisible para la sociedad, para el sistema de salud y, en ocasiones, incluso para quienes la padecen.
Pero lo más alarmante no es solo el número, sino el tiempo. Una mujer con endometriosis puede tardar hasta siete años en recibir un diagnóstico. Siete años de consultas interminables, de tratamientos ineficaces, de especialistas que minimizan su dolor.